EL TEMPS DE LA MEMÒRIA

En agosto de 1973, las obras de construcción del tramo de la autopista entre Girona y Figueres dejaron al descubierto huesos humanos, fragmentos de cerámica y objetos de sílex en el llamado Camp d’en Galí, en Vilaür. Una pequeña excavación de urgencia completó la documentación del hallazgo.

Un cráneo casi entero, siete puntas de flecha, un cuchillo y un fragmento de otro, todo de sílex, dos vasos cerámicos y un pequeño hacha de serpentina pusieron de manifiesto que las obras habían dañado un entierro de los llamados “sepulcros de fosa”, que en Cataluña son característicos del Neolítico medio. La estructura de la tumba se había perdido, pero pudo recuperarse parte del individuo enterrado y la práctica totalidad de las ofrendas que le acompañaban.

Estas puntas de flecha son del tipo “aletas y pedúnculo” y presentan una cuidada técnica de talla que da como resultado unos objetos que no solo son muy eficientes en cuanto a la función que deben cumplir, sino que también son de una gran belleza.

Las grandes obras públicas actuales acostumbran a contar con equipos de arqueólogos siguiendo las obras y precediéndolas en excavaciones preventivas que garantizan la documentación de los yacimientos que serán destruidos. Sin embargo, en 1973 un reducidísimo número de personas documentó el gran corte de tierra provocado por la obra de la autopista.

Así pues, la estropeada fosa del Camp d’en Galí de Vilaür ocupa un lugar destacado en la pequeña historia de la arqueología gerundense. La campaña de la autopista de 1973-1974 fue la primera gran obra pública que tuvo un exhaustivo seguimiento en nuestro país.